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LA INDEPENDENCIA DE PORTUGAL DEL REINO DE LEÓN EN "HOY POR HOY LEÓN"

04 marzo, 2015

En el programa de hoy hemos hablado del proceso por el cual Portugal se independizó de León, y sus repercusiones con León. Ya dediqué un par de artículos al tema en este blog, pero vamos a hacer un repaso... 


Durante gran parte de la Alta Edad Media Portugal fue uno más de los territorios de la corona leonesa: en ocasiones dependió de Galicia, aunque llegó a contar con condes propios. En el año 1095 Alfonso VI concedió el condado de Portugal a su hija Teresa (una de las hijas ilegítimas que había tenido con la berciana Jimena Muñoz) y a su marido Enrique de Borgoña (un noble francés).

Teresa, que irónicamente es conocida como “Teresa de Portugal” en España, y “Teresa de Leao (León)” en Portugal, enviudó, pero siguió controlando los destinos de Portugal, acompañada por su hijo Afonso Henriques, que era menor de edad. Parece que gobernaba como si fuera una reina, y de hecho algunas crónicas ya la reconocen como tal en esta época, si bien hay que recordar que en el reino de León frecuentemente se daba el tratamiento de reyes y reinas a los hijos del rey, e incluso a sus hermanas. Teresa tuvo continuos enfrentamientos con su hermanastra Urraca I cuando ésta ya era reina de León , y esta rivalidad pervivió entre sus respectivos hijos y herederos (Alfonso Enríquez y Alfonso VII). En 1128 estalló una guerra entre Alfonso Enríquez y su madre Teresa que se decidió en favor del primero en la batalla de San Mamede.

En 1139 Afonso Henriques después de vencer a los almorávides en la batalla de Ourique, fue aclamado como rey por sus soldados, aunque no fue reconocido como tal hasta unos meses después en las llamadas Cortes de Lamego.  Tras varias escaramuzas y amagos de batallas, leoneses y portugueses llegaron a un acuerdo en 1140, estableciéndose la frontera actual entre Galicia y Portugal.

En 1143 Alfonso I de Portugal y Alfonso VII mantuvieron un encuentro en Zamora: allí el leonés reconoció como rey a su primo a cambio de que le jurara vasallaje, ya que como emperador le interesaba tener el mayor número de reyes vasallos posibles. Además, el portugués obtuvo el señorío de Astorga, lo que tal vez era una maniobra del Emperador para mantenerlo en la órbita leonesa. En cualquier caso, ese mismo año Afonso Henriques escribió al Papa para ofrecerle su vasallaje y así librarse del sometimiento a su primo: Lucio II al principio no se atrevió a llamarle rey, aunque aceptó el vasallaje a cambio del pago de una cantidad. Sabemos que Alfonso VII protestó ante el Papado en el año 1147 ó 1148 por este asunto, pero desconocemos el transcurso de los siguientes procedimientos diplomáticos. No obstante, el Emperador no debió darse del todo por vencido, ya que según algunas crónicas en su testamento metió a Portugal como parte de los territorios que le correspondían a su hijo Fernando II (1157-1188), es decir, dentro de la Corona Leonesa. Si esta noticia es cierta, Alfonso VII pecó de optimismo, pues la separación e independencia de Portugal ya era un hecho más que consumado. 

Las luchas entre el recién nacido reino de Portugal y la corona leonesa fueron constantes, y tanto Fernando II como Alfonso IX se vieron forzados a combatirlo para evitar que les cortara la expansión por el sur, pues Alfonso I intentó tomar ciudades como Cáceres o Badajoz. En el transcurso de una de estas operaciones militares el portugués cayó prisionero de Fernando II, quien tuvo en su mano la posibilidad de deshacerse del que era su suegro y anexionarse Portugal. Sin embargo, el rey leonés prefirió liberarlo y Portugal siguió existiendo como estado independiente... hasta el s. XVI.

EL PAPEL DEL REINO DE LEÓN EN LA ANEXIÓN DE PORTUGAL DE 1580

Nuestro país vecino consiguió acabar su propio proceso de reconquista en 1249, tras la toma de Faro, lo que contrasta con lo ocurrido en la Corona de Castilla, que no lo logró hasta 1492 (más de dos siglos después) debido a las violentas guerras civiles que surgieron en su seno desde tiempos de Alfonso X. 

Esta independencia concluyó temporalmente en el siglo XVI: en 1578 había muerto sin descendientes el rey Sebastián I, ante lo cual surgieron varios pretendientes al trono luso. Uno de ellos era el rey español, Felipe II (1556-1598), ya que su madre había sido Isabel de Portugal, que pertenecía a la familia real portuguesa (era la segunda hija de Manuel I, el bisabuelo de Sebastián I). Felipe se impuso militarmente a los demás candidatos y en 1580 se anexionó Portugal. Esta unión perduró ochenta años, hasta 1640, fecha en la que Portugal se rebeló contra España y proclamó rey a Juan IV, que hasta ese momento había sido el octavo duque de Braganza. 

Poco antes de la nueva independencia de Portugal el clima político no debía ser muy favorable para la monarquía hispana en el país vecino, así que el intelectual Juan Caramuel Lobkowitz publicó en 1639 una obra de más de 400 páginas titulada "Philippus Prudens"(Felipe el Prudente), en la que quería demostrar la legitimidad de los derechos de Felipe II sobre Portugal. Uno de los principales argumentos que esgrimió Caramuel fue el hecho de que el monarca español pudo hacerse con el país legítimamente porque era el heredero directo de los reyes de León. Pero no se quedaba aquí: justificaba que Portugal se había independizado de forma ilegal de León, porque según él Afonso Henriques se había rebelado injustificadamente contra su señor natural, Alfonso VII, y además las Cortes de Lamego se habían reunido contra la legalidad vigente. Caramuel afirmó en esta obra que cualquier guerra hecha por los reyes de León (y de España) contra Portugal fue una guerra justa, porque se hizo a título de recuperación. 

En cuanto al reconocimiento papal de la independencia portuguesa en el s. XII, el autor sostiene que en todo caso Afonso Henriques fue como mucho un rey "pontificio", pero no secular, y que además había incumplido su obligación de acudir a las cortes de León. En definitiva, Caramuel mantenía que Portugal y todos sus territorios de ultramar debían ser parte de la monarquía hispánica como compensación por aquellos 436 años de "rebelión" contra los reyes de León.

El libro incluye un hermoso grabado político-astrológico en el que un león coronado (símbolo del reino de León, y por ende, de España) sojuzga a un dragón (símbolo de Portugal) y que contiene un curioso epigrama que traducido al español viene a decir más o menos lo siguiente;

"Tantas veces huyó el Dragón del signo de León, que ha de volver, y tantas veces el pescuezo soberbio volvió al pie:
No huirá: está capturado justamente; sabe defender PRUDENTE con mano armada el LEÓN sus derechos".

El dragón era el símbolo de Portugal desde tiempos de Juan I. No sabemos con exactitud en qué momento se empezó a usar el león como símbolo de España, aunque parece que fue en época de Felipe II, porque fue entonces cuando este animal comenzó a ser citado como "el león de España", y a figurar como alegoría del país en mapas y otras ilustraciones. El propio Caramuel justifica que

"el León es Príncipe de las seluas, Monarcha de los brutos, y Enperador de todos los animales (...) no conoce el miedo, y por esta razón es símbolo perfecto de España, que con corazón de leona ampara con valor a todos sus súbditos".

También cabría preguntarse si nació como símbolo hispánico, es decir, de la unión de España y Portugal, buscando la justificación de que ambos países ya habían estado unidos en la época del reino de León. Hay que recordar que una de las primeras veces que aparece mencionado es, precisamente, en el título de la obra "El león de España", de Pedro de la Vezilla Castellanos, que fue publicada en el año 1586, es decir, sólo 6 años después de la anexión de Portugal por Felipe II. 

EL REINO DE LEÓN Y LA INDEPENDENCIA DE PORTUGAL

11 junio, 2012

Alfonso VI por Alejandro F. Giraldo
Durante gran parte de la Alta Edad Media Portugal fue uno más de los territorios de la corona leonesa: en ocasiones dependió de Galicia, aunque llegó a contar con condes propios. En el año 1095 Alfonso VI (1065-1109) separó ambos territorios, concediendo el condado de Galicia a su hija Urraca y a su marido Raimundo de Borgoña, y el condado de Portugal a Enrique de Borgoña (primo del anterior) y Teresa (una de las hijas ilegítimas que Alfonso había tenido con la berciana Jimena Muñoz). 

Teresa de León (Wikipedia)
Cuando Teresa enviudó siguió controlando los destinos de Portugal, acompañada por su hijo Alfonso Enríquez (Afonso Henriques), que era menor de edad. Parece que gobernaba como si fuera una reina, y de hecho algunas crónicas ya la reconocen como tal en esta época, si bien hay que recordar que en el reino de León frecuentemente se daba el tratamiento de reyes y reinas a los hijos del rey, e incluso a sus hermanas. Teresa tuvo continuos enfrentamientos con su hermanastra Urraca I cuando ésta ya era reina de León (1109-1126), y esta rivalidad pervivió entre sus respectivos herederos (Alfonso Enríquez y Alfonso VII). El emperador leonés llegó a poner sitio a su primo portugués en Guimaraes en 1127, pero se retiró cuando éste le juró lealtad. Al año siguiente estalló una guerra entre Alfonso Enríquez y su madre Teresa que se decidió en favor del primero en la batalla de San Mamede.


Alfonso I de Portugal
Tal y como nos cuenta la Chronica Adefonsi Imperatoris, Alfonso Enríquez invadió tres o cuatro veces el sur de Galicia, aunque todas ellas fue expulsado "sin honor" por los nobles gallegos. En 1139, después de vencer a los almorávides en la batalla de Ourique, fue aclamado como rey por sus soldados, aunque no fue reconocido como tal hasta unos meses después en las llamadas Cortes de Lamego.  Aprovechando un levantamiento de García de Pamplona contra Alfonso VII, Alfonso Enríquez (o Alfonso I, si se prefiere) también alcanzó algunos éxitos en el año 1140, pero tuvo que regresar a sus tierras para hacer frente a las ofensivas de los almorávides. Tras varias escaramuzas y amagos de batallas, leoneses y portugueses llegaron a un acuerdo en ese mismo año, estableciéndose la frontera actual entre Galicia y Portugal.


Tal y como relata el profesor Maurilio Pérez en el libro "Quando Portugal era reino de Leao", en 1143 Alfonso I de Portugal y Alfonso VII mantuvieron un encuentro en Zamora: allí el leonés reconoció como rey a su primo a cambio de que le jurara vasallaje, ya que como emperador le interesaba tener el mayor número de reyes vasallos posibles. Además, el luso obtuvo el señorío de Astorga, lo que tal vez era una maniobra del Emperador para mantenerlo en la órbita leonesa. En cualquier caso, ese mismo año Alfonso Enríquez escribió al Papa para ofrecerle su vasallaje y así librarse del sometimiento a su primo: Lucio II al principio no se atrevió a llamarle rey, aunque aceptó el vasallaje a cambio del pago de una cantidad. Sabemos que Alfonso VII protestó ante el Papado en el año 1147 ó 1148 por este asunto, pero desconocemos el transcurso de los siguientes procedimientos diplomáticos. No obstante, el Emperador no debió darse del todo por vencido, ya que según algunas crónicas en su testamento metió a Portugal como parte de los territorios que le correspondían a su hijo Fernando II (1157-1188), es decir, dentro de la Corona Leonesa. Si esta noticia es cierta, Alfonso VII pecó de optimismo, pues la separación e independencia de Portugal ya era un hecho más que consumado. 


Fernando II, vencedor de Alfonso I.
Las luchas entre el recién nacido reino de Portugal y la corona leonesa fueron constantes, y tanto Fernando II como Alfonso IX se vieron forzados a combatirlo para evitar que les cortara la expansión por el sur, pues Alfonso I intentó tomar ciudades como Cáceres o Badajoz. En el transcurso de una de estas operaciones militares el portugués cayó prisionero de Fernando II, quien tuvo en su mano la posibilidad de deshacerse del que era su suegro y anexionarse Portugal. Sin embargo, el rey leonés prefirió liberarlo y Portugal siguió existiendo como estado independiente... hasta el s. XVI, como veremos.
PD: ¿Hablaba leonés Alfonso Enríquez?

EL PAPEL DEL REINO DE LEÓN EN LA ANEXIÓN DE PORTUGAL DE 1580

17 junio, 2012

Como ya hemos visto, Portugal se independizó del reino de León a mediados del siglo XII. Nuestro país vecino consiguió acabar su propio proceso de reconquista en 1249, tras la toma de Faro, lo que contrasta con lo ocurrido en la Corona de Castilla, que no lo logró hasta 1492 (más de dos siglos después) debido a las violentas guerras civiles que surgieron en su seno desde tiempos de Alfonso X. 

Esta independencia concluyó temporalmente en el siglo XVI: en 1578 había muerto sin descendientes el rey Sebastián I, ante lo cual surgieron varios pretendientes al trono luso. Uno de ellos era el rey español, Felipe II (1556-1598), ya que su madre había sido Isabel de Portugal, que pertenecía a la familia real portuguesa (era la segunda hija de Manuel I, el bisabuelo de Sebastián I). Felipe se impuso militarmente a los demás candidatos y en 1580 se anexionó Portugal, creando la llamada Monarquía Hispánica, ya que gobernaba la totalidad de Hispania, es decir, la Península Ibérica. Esta unión perduró hasta 1640, fecha en la que Portugal se rebeló contra España y proclamó rey a Juan IV, que hasta ese momento había sido el octavo duque de Braganza. 

Poco antes de la nueva independencia de Portugal el clima político no debía ser muy favorable para la monarquía hispana en el país vecino, así que el intelectual Juan Caramuel Lobkowitz (1606-1682) publicó en 1639 una obra de más de 400 páginas titulada "Philippus Prudens"(Felipe el Prudente), en la que quería demostrar la legitimidad de los derechos de Felipe II sobre Portugal. Uno de los principales argumentos que esgrimió Caramuel fue el hecho de que el monarca español pudo hacerse con el país legítimamente porque era el heredero directo de los reyes de León. Pero no se quedaba aquí: justificaba que Portugal se había independizado de forma ilegal de León, porque según él Alfonso Enríquez se había rebelado injustificadamente contra su señor natural, Alfonso VII, y además las Cortes de Lamego se habían reunido contra la legalidad vigente. Caramuel afirmó en esta obra que cualquier guerra hecha por los reyes de León contra Portugal fue una guerra justa, porque se hizo a título de recuperación. 

En cuanto al reconocimiento papal de la independencia portuguesa en el s. XII, el autor sostiene que en todo caso Alfonso Enríquez fue como mucho un rey "pontificio", pero no secular, y que además había incumplido su obligación de acudir a las cortes de León. En definitiva, Caramuel mantenía que Portugal y todos sus territorios de ultramar debían ser parte de la monarquía hispánica como compensación por aquellos 436 años de "rebelión" contra los reyes de León:

"Praeterea debet Lusitania Leigionensium Regi vectigalia 436 annorum. Certe bella sine expensis maximis non sunt: illa & has potuisset Legionensis Rex et Regno Algarbiae ac Indiis sumere. Quantae autem in bellis expensae fuerint factae, nec liquido constare potest: nec dubitemus licet, Indias &Algarbiam pro pignore sumi debere, quosque illi restituerent expensas omnes."

El libro incluye un hermoso grabado político-astrológico en el que un león coronado (símbolo del reino de León, y por ende, de España) sojuzga a un dragón (símbolo de Portugal) y que contiene un curioso epigrama que traducido al español viene a decir más o menos lo siguiente;

"Tantas veces huyó el Dragón del signo de León, que ha de volver, y tantas veces el pescuezo soberbio volvió al pie:
No huirá: está capturado justamente; sabe defender PRUDENTE con mano armada el LEÓN sus derechos".


El dragón era el símbolo de Portugal desde tiempos de Juan I. No sabemos con exactitud en qué momento se empezó a usar el león como símbolo de España, aunque parece que fue en época de Felipe II, porque fue entonces cuando este animal comenzó a ser citado como "el león de España", y a figurar como alegoría del país en mapas y otras ilustraciones. El propio Caramuel justifica que

"el León es Príncipe de las seluas, Monarcha de los brutos, y Enperador de todos los animales (...) no conoce el miedo, y por esta razón es símbolo perfecto de España, que con corazón de leona ampara con valor a todos sus súbditos".

También cabría preguntarse si nació como símbolo hispánico, es decir, de la unión de España y Portugal, buscando la justificación de que ambos países ya habían estado unidos en la época del reino de León. Hay que recordar que una de las primeras veces que aparece mencionado es, precisamente, en el título de la obra "El león de España", de Pedro de la Vezilla Castellanos, que fue publicada en el año 1586, es decir, sólo 6 años después de la añexión de Portugal por Felipe II. 

En cualquier caso, esta identificación entre el felino y España fue en aumento a partir del siglo XVII, y así los barcos de guerra españoles del siglo XVIII llevaban un león como mascarón de proa. Esta costumbre acabó de forma generalizada por la Real Orden de 10 de septiembre de 1793, "cuando se dio libertad para tallar los mascarones de proa con figuras alusivas al nombre o "alias" del barco, abandonando la tradicional figura del león engallado que figuraba en todas las embarcaciones de la Armada hasta entonces" (fuente).  Pero hay que señalar que la misma Orden establece que aquellos buques cuyo nombre no era fácil de representar en una escultura, tenían que llevar el león rampante tradicional.



Mascarón de proa del Santísima Trinidad (Fuente)
El león también empezó a figurar en las monedas como símbolo del país, aunque la gente lo confundía con un perro o perra (nunca habían visto un león en su vida), y de ahí surgió la costumbre de llamar "perras" a las monedas, existiendo las "perras gordas" (o "perronas") y las "perras chicas"según el tamaño de la moneda.

La famosa "perra chica"
Otra muestra de esta identificación del león como símbolo nacional la tenemos en los leones del Congreso, que fueron fundidos en 1865. Las representaciones personificadas e idealizadas de la II República también estaban acompañadas por un león como signo de España. En cualquier caso, parece claro que el origen de esta imagen hay que buscarlo en el reino de León, especialmente cuando el emperador Alfonso VII comenzó a emplearlo como su emblema. Una pena que el león perdiera la batalla como símbolo nacional en beneficio del toro gracias a la "flamenquización" de España en tiempos de Franco. Y además se usa un toro que es el logotipo de una marca de bebidas alcohólicas... Spain is different.

Los leones del Congreso de los Di(s)putados
La II República acompañada por el león de España
BIBLIOGRAFÍA:
-SIMOES, André: "O Leao e o Dragao no Imaginário da Restauraçao", EN Quando Portugal era reino de Leao, León, Universidad, 2011.
-SÁNCHEZ BADIOLA, Juan José: Símbolos de España y de sus regiones y autonomías: emblemática territorial española, Madrid, Visión Libros, 2010.

Postdata (3/6/2013):
He encontrado este grabado portugués del s.XVII que por lo que intuyo es una respuesta al español que incluía en el presente artículo:


LA INDEPENDENCIA DE PORTUGAL CON AFONSO HENRIQUES EN "AÑADA: REVISTA D'ESTUDIOS LLIONESES"

28 mayo, 2020

Esta semana comenzó con una magnífica noticia para la cultura leonesa: la asociación Faceira, en colaboración con la Cátedra de Estudios Leoneses (CEL), ha dado a la luz "Añada: revista d'estudios llioneses", que tiene la peculiaridad de usar el leonés como lengua vehicular. No es una obra divulgativa, como en ocasiones se ha dicho, sino que es una revista científica, cuyos artículos están sometidos a la rigurosa revisión por pares. Ha sido fundada y dirigida por un amigo y compañero de Faceira, el musicólogo José Ignacio Suárez García, a quien hay que agradecerle su entusiasmo y buen saber hacer. También me gustaría mencionar la desinteresada labor de Xairu López con la maquetación, y a Fernando Álvarez-Balbuena por su intensa colaboración. 

La revista está disponible en línea, y os animo a que os asoméis al índice para que veáis la alta calidad de los artículos. 

Pero hoy os quería hablar de mi artículo en Añada: se titula "La "memoria de treguas" de los tres Alfonsos: un paso en el camino a la independencia de Portugal", y básicamente es un análisis pormenorizado de un documento que encontré en el Archivo Histórico Nacional, y una investigación para averiguar sus autores y la posible fecha de redacción. Y es que es un documento bastante singular: ya en la primera línea se dice que es una "memoria de treguas", pero en ningún momento aporta el nombre de los autores de esas treguas, ni el año de redacción. Aunque en un principio parece que es una tregua acordada entre dos reyes (el "rex de aragon" y el "rex de leon"), en seguida aparece un tercero en discordia: el "infante de portucal", a quien tiene que hacer justicia el rey de León, devolviéndole un castillo que le había capturado. 

No voy a entrar en detalles, pero por una serie de características del diploma (intitulaciones, tipo de letra...) he deducido que los protagonistas son nada menos que Alfonso I de Aragón (exmarido de Urraca I de León), Alfonso VII de León, y Afonso Henriques (Alfonso Enríquez), que sería el primer rey de Portugal. En realidad el rey aragonés solo hace el papel de árbitro, y los verdaderos protagonistas de las treguas son el rey leonés y el portugués, al que todavía no se le asigna el título regio, sino solo el de "infante". La fecha de redacción estaría entre 1128 y 1134, y en el artículo lanzo la hipótesis del 14 de abril de 1129, lo que confiere una gran importancia a este documento como un hito en la historia de la independencia de Portugal, como veremos.

LA INDEPENDENCIA DE PORTUGAL
Pero antes de seguir, veamos cómo se independizó Portugal de la corona leonesa. El germen está en tiempos de Alfonso VI de León (1065-1109), cuando este rey casó a dos de sus hijas con sendos nobles borgoñones: a Urraca, hija legítima, la unió a Raimundo de Borgoña, y a Teresa, hija ilegítima habida con la berciana Jimena Muñoz, con Enrique de Borgoña. Al primer matrimonio le concedió el gobierno de Galicia, y al segundo el del condado de Portugal (que en esta época estaba limitado al tercio norte del actual estado luso). Centrémonos en esta última pareja: tras la muerte de Alfonso VI, Enrique y Teresa trataron de aprovecharse de los conflictos entre Urraca I de León y su marido, Alfonso I de Aragón, para hacerse con más territorios. A pesar de todo, Enrique y Teresa se reconciliaron con Urraca en 1112, y se le sometieron. Enrique falleció en la primavera  de ese mismo año, de manera que su viuda gobernó Portugal en solitario, si bien con el tiempo cada vez iría cobrando más importancia su hijo, Afonso Henriques, nacido en 1109. Por cierto, esta Teresa es conocida como "Teresa de Leão" (Teresa de León) en el país vecino...

Hubo mucha rivalidad entre Teresa y su hermanastra Urraca I: por ejemplo, en el verano de 1121 Teresa invadió el sur de Galicia, ocupándola hasta el valle del Miño. Parece que fue entonces cuando Teresa comenzó a usar el título de reina, si bien era una costumbre muy leonesa llamar reinas a las hijas de los reyes, independientemente de que su cargo fuera efectivo o no. Urraca se enfrentó a su hermanastra y la venció con contundencia, sitiándola en Lanhoso, pero se conformó con obligarla a firmar un tratado que renovaba su vasallaje a la corona leonesa. En 1125 Afonso Henriques, su hijo, fue armado caballero en Zamora. 

Urraca I de León falleció en marzo de 1126, siendo sucedida por su hijo Alfonso Raimúndez. Tras ser coronado como Alfonso VII, viajó hasta Zamora para asegurarse de que su tía Teresa no le abriera un nuevo frente en Portugal mientras pacificaba el reino. Firmó con ella las llamadas Paces o Treguas de Ricovado (Ricobayo), en el actual término de Muelas del Pan, por las que seguramente se renovaba el tratado de Lanhoso, acordándose la paz por un tiempo determinado. Pero parece que Teresa no había renunciado a sus posibles derechos al trono, como hija (aunque bastarda) de Alfonso VI, por lo que la paz no duraría mucho: nada más firmar esta tregua Teresa se dedicó a reforzar sus castillos en Galicia, previendo futuros conflictos. 

En 1127 Teresa volvió a las andadas, invadiendo partes de Galicia. Sobre la forma de actuar de la condesa portuguesa dice la Historia Compostelana que “no se dignaba a prestar ningún servicio por el reino que en nombre de aquél debía tener, sino que, poderosa en hombres, armas y riquezas, atacaba con ejército armado las fronteras de Galicia y las ciudades y fortalezas que estaban junto a Portugal”. Entre septiembre y octubre Alfonso VII castigó duramente el territorio de su tía a lo largo de seis semanas, exigiendo el reconocimiento de su autoridad. Durante esta expedición Teresa se demostró incapaz de contener a las tropas leonesas, refugiándose en Coímbra o en Viseo. En Guimarães la defensa la dirigió Afonso Henriques, su hijo: desconocemos el transcurso de las operaciones militares, pero el hispanista y medievalista Bertrand Reilly demostró que tras ellas Afonso formó parte de la comitiva de Alfonso VII, ya que en noviembre confirmó varios de sus diplomas en Compostela. A partir de ese momento Afonso Henriques fue cobrando mayor protagonismo, hasta el punto de que se enfrentaría y vencería a su propia madre en la batalla de São Mamede, a las puertas de Guimarães, el 24 de junio de 1128, momento que es considerado por algunos historiadores lusos como la fundación del reino independiente de Portugal.

En cualquier caso, Afonso se aprovechó de las luchas entre Alfonso VII y su padrastro, Alfonso I de Aragón, y realizó incursiones por Galicia durante años. Alfonso VII firmó con él una paz en Tuy en 1137, aunque la situación siguió siendo inestable. En 1139 Afonso Henriques vence a los musulmanes en Ourique, y es proclamado rey por sus enfervorizadas tropas en 1143 Alfonso VII le reconoció a Afonso Henriques el título de rey en el Tratado o Conferencia de Zamora, concediéndole además el señorío de Astorga a cambio de que se convirtiera en su vasallo. A partir de entonces el portugués aparecerá mencionado como rey en la documentación leonesa. 

El 13 de diciembre de 1143 Afonso Henriques, oficialmente ya Alfonso I de Portugal, en una jugada maestra se declara “miles Sancti Petri” (caballero de San Pedro). Ello significaba que se hacía vasallo de la Santa Sede, afirmando que no reconocía ningún otro poder eclesiástico o secular, con lo que rompía su vasallaje a Alfonso VII. A cambio el Papa debía defender la honra y dignidad de su tierra, y recibiría anualmente cuatro onzas de oro. Su primo el Emperador protestó en 1148 por este trato de favor, aunque desconocemos los detalles. El papa Lucio II aceptó el vasallaje del portugués y su dinero, pero no le reconoció el título real. 

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE "LA TREGUA DE LOS TRES ALFONSOS"?
Como hemos visto, se pueden barajar tres fechas diferentes para el nacimiento de Portugal como reino independiente: 
  • 24 de junio de 1128, cuando Afonso Henriques vence a su madre en la batalla de São Mamede.
  • 25 de julio de 1139, con la victoria de Afonso Henriques sobre los musulmanes en la batalla de Ourique.
  • El 5 de octubre de 1143, con el Tratado de Zamora, en el que Alfonso VII le reconoce a Afonso Henriques el título de rey. 
Algunos proponen una cuarta fecha bastante más tardía:
  • 23 de mayo de 1179, cuando el papa Alejandro III reconoce a Portugal como un reino independiente en la bula "Manifestus Probatum".
En cualquier caso, Afonso Henriques no usaría el título de rey en su documentación hasta 1139, si bien está claro que ya había iniciado ese camino al menos una década antes, tras la batalla de São Mamede. Esta es la opinión, por ejemplo, de José Mattoso, el mayor experto sobre Afonso Henriques, y es lo que viene a corroborar la Memoria de Treguas, ya que esa Tregua de los Tres Alfonsos oficialmente es un tratado entre dos monarcas (los reyes de Aragón y León), pero tras esta apariencia se oculta todo un acuerdo de paz y tregua entre el rey leonés y el infante de Portugal. Alfonso VII reconoce al infante Afonso Henriques como interlocutor, lo que equivale a reconocer a Portugal como un reino de facto. En este documento no hay ninguna muestra de relación de vasallaje entre el leonés y el portugués, y de hecho hace evidente que Afonso Henriques tenía su propia red de vasallos frente a la de su primo. Aunque sea de forma tácita, podría constituir la primera prueba escrita del reconocimiento de la independencia de Portugal.

Si queréis saber más sobre este interesante documento, os animo a que leáis el artículo en "Añada".


EL REINO DE LEÓN (Y DE GALICIA) EN EL "LIVRO DE ARAUTOS" (1416)

03 marzo, 2020

Corona de Castilla en el Livro de arautos
El llamado "Livro de arautos" ("libro de heraldos") es un manuscrito medieval que se conserva con la signatura "ms. lat. 28" en la John Rylands Library, de Manchester, donde fue catalogado como un armorial. Está escrito en gótica libraria del s. XV. Cada capítulo se inicia con la representación a todo color de las armas del soberano del territorio a tratar. Es anónimo, y no consta título en la portada, si bien en el lomo figura "De Ministerio Armorum". Fue publicado y editado por Aires Augusto Nascimento en los años setenta, como base de su tesis para conseguir el doctorado en Lingüística Latina. Nascimento dedujo que el libro había sido escrito en Portugal en torno al año 1416, por alguien originario de Lamego. Los "arautos" o heraldos fueron un cargo creado por Juan I de Portugal, cuyo cometido era similar al de los embajadores, con cierto componente de espionaje. Un arauto o heraldo era un oficial a quien le competía realizar misiones públicas o secretas entre los reyes, sobre todo para los tratados de guerra o paz.

Aires Augusto Nascimento
Hasta donde yo sé, el libro no ha sido traducido al español, y dado el interés que presenta el texto dedicado a la descripción del reino de León y de Galicia, me he decidio a realizar la traducción sobre el texto portugués, corrigiendo algunos detalles sobre el texto latino. En primer lugar os ofrezco la descripción de Hispania, después un fragmento de la Corona de Castilla, y finalmente la parte íntegra dedicada al reino de León y al reino de Galicia. Las divisiones son mías, ya que no vienen marcadas en el texto original. No os perdáis esta interesante descripción casi turística del Viejo Reino y sus principales ciudades. Resulta muy llamativa la extensión del reino hasta Badajoz, y las razones que se aducen para ello. 

[HISPANIA]
Juan, por la gracia de Dios, rey de Castilla, de León, de Toledo, Galicia, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén, Algarve, señor de Algeciras, de Vizcaya y de Molina, etc.

Hispania es una tierra rodeada de mar por todos los lados, excepto por la parte que da para la Galia, que tiene a la entrada casi ciento y cincuenta millas de longitud, del mar Terreno [Mediterráneo] al Océano llamado vulgarmente mar Hispánico, de tal manera que esta porción es semejante a una enorme cola puesta entre dos mares y se parece mucho a Asia Menor, que está también situada entre dos mares y recibe los nombres de Turquía y Armenia Menor. Y en las dichas Hispanias hay cuatro reyes cristianos y uno sarraceno. Los cristianos son el rey de Castilla, el rey de Aragón, el rey de Portugal, y el rey de Navarra; el rey sarraceno es el rey de Granada. Son así cinco los reyes existentes en las Hispanias. De las cinco partes de Europa esta es la tercera nación de la cristiandad obediente a la Santa Madre Iglesia.

[CORONA DE CASTILLA]
Los reinos, tierras, dominios de la nobilísima corona del potentísimo rey de Castilla y de León están divididos entre varios nombres: pero aunque estén divididos son un único cuerpo en cuanto al sometimiento. Y es casi el centro de Hispania, y su rey posee la mayor parte de las tierras y dominios, ciudades y castillos de entre los varios existentes en Hispania. Este reino llega hasta al mar en tres regiones, a saber: confinando en la parte del mediodía con el mar Mediterráneo, por el reino de Valencia hasta el reino de Granada. En cuyas partes limita con el mar excepto a occidente. Y de la misma forma el mar Océano empieza en el reino de Granada y el estrecho de Gibraltar hasta el reino del Algarve, que está bajo dominio del rey de Portugal. También en dicha parte occidental limita dicha tierra con el gran mar Océano, que es llamado en esos lugares “mar Hispánico”, y comienza en los confines de Portugal, por el lado de septentrión, y limita a occidente con este mar hasta el cabo de Finisterre, y a septentrión hasta el término de las tierras hispánicas. Ahí se extiende la costa del mar por unas quinientas millas poco más o menos, comenzando en el reino de Portugal y acabando en la Guiana, que pertenece al dominio del rey de Francia. Entre los otros reinos y dominios de la mencionada corona hay dos que, a mi entender deben ser tenidos en cuenta para ser referidos, porque todos los otros reinos y dominios de esa corona, antes de pertenecer a la cristiandad estuvieron sometidos al dominio de los infieles agarenos. De esos dos dominios el más importante es Castilla, que asume el principado por la alta nobleza de sus caballeros, seguido por León; que son dos reinos, cada uno de los cuales estuvo regido por reyes cristianísimos. Por esa razón son llamados reinos: porque en tiempos pasados tuvieron reyes cristianos, y también es por esta causa que el rey ahora se llama rey de Castilla y de León y usa las armas de los dos reinos en su escudo y estandarte, y no las de los otros reinos que gobierna, ya que esos estuvieron sujetos a los infieles, como más arriba se dice. Estos dos reinos limitan el uno con el otro. El mar Océano toca en uno y otro por el lado de septentrión, a través de otras provincias cubiertas de montañas muy altas, rocosas y muy frías. Castilla queda en la parte de oriente y está dividida en muchas provincias. Por el lado de oriente limita con el reino de Aragón, por el sur confina con los montes que la separa de la tierra de Extremadura y del reino de Toledo. A occidente le queda el reino de León. Al norte limita con el referido mar. Son dos sus provincias.

En las montañas está Vizcaya, que es la tierra y condado con mayor autonomía. Cuando el rey quiere obtener obediencia de aquella parte, debe presentarse al modo antiguo, es decir, con una capa parda y con un pie calzado y el otro descalzo. Tiene el rey que golpear un árbol con determinados golpes, usando una espada propia de aquella tierra, que tiene el nombre de “bituriano”. Con un dardo en la mano derecha y en presencia de los vizcaínos (en su lengua, biscains) armados debajo de ese árbol, él promete y jura observar los privilegios de la tierra concedidos por sus antepasados. Solo entonces es considerado conde y señor de aquella tierra. 
(...)

[REINO DE LEÓN]
El reino de León forma con Galicia un ángulo de las Hispanias en dirección al occidente y al norte, junto al mencionado Océano conocido como “mar de las Hispanias”. Confina a oriente con el reino de Castilla; al sur, no totalmente sino en parte, con Extremadura y con el reino de Portugal; a occidente, con el reino de Portugal y con el mar Océano por la tierra de Galicia. Y dicho reino se encuentra dividido en dos partes por las altas montañas de Ranaval (sic) y Fava, que atraviesan dicha tierra y separan el mencionado reino de León de Galicia [NOTA: Ranaval quizás se refiera a Rabanal del Camino, o a Rabanal Viejo, en Maragatos; pero más probablemente se refiera a alguno de los Rabanales de Laciana, que sí que marcarían una línea NW-SE con La Faba, muncipio de Vega de Valcarce, casi en la raya entre León y Galicia]. El reino de León queda al lado oriental, y el reino de Galicia del lado de occidente. Y confina la tierra de León, por el norte, con las Asturias. La región está recubierta por un pequeño número de bosques y muy poblada con nobles ciudades, villas y castillos, como la ciudad de León, que es la cabeza del reino y está situada en el camino a Santiago. Se hacen allí joyas de piedra negra y ligera llamada “azivich” [azabache] de muy diversas formas. Se venden muchas pieles que huelen a almizcle [et venduntur ibi multe pelles odorifere de musqueto], en gran cantidad, como nunca vi. Hay en esta ciudad una nobilísima iglesia mayor, tanto por el edificio como por las imágenes. La ciudad es muy fértil en todo. Los hombres no andan con muchos adornos, y las mujeres tampoco. En este reino se sitúa la rica y muy bella ciudad de Astorga. Hay otra ciudad llamada Carrión de los Condes, cerca de la cual está el condado de Palencia, extremadamente fértil. Existe también el ducado de Benavente, que es una región productiva. Pasa allí un río llamado Ricobayo, que atraviesa también León y entra en el Duero junto a Zamora. Zamora es una noble ciudad, muy rica principalmente por los artesanos, sobre todo tejedores, que fabrican un paño llamado “picote”. Está muy poblada. Junto a sus murallas pasa el río Duero, que desagua en el mar en el reino de Portugal. Produce un singular tinte carmesí. Allí está situada también la ciudad de Salamanca, que refulge por  su muy famoso Estudio General, por su excesiva milicia, y por su extrema abundancia de todo, tanto de caza, como productos de la tierra y viñas. Por todas partes, en un radio de veinte leguas de esta ciudad, existen muchas villas y castillos y grandes propiedades rurales donde se encuentran cereales, vinos y zonas de caza. Se encuentra aquí también Ciudad Rodrigo, rica y fértil, que confina con el reino de Portugal. También está la ciudad de Plasencia, muy amena, así como la ciudad de Coria. Y en los confines de Portugal, de Andalucía y de Toledo se encuentra la ciudad de Badajoz: la gran mayoría de la gente dice que ella es del reino de León por el hecho de que sus usos y juzgados siguen las costumbres de León.

[REINO DE GALICIA]
El reino de Galicia fue denominado como reino desde antiguamente, porque ahí estuvieron los reyes infieles, pero fue sometido por los reyes de Castilla y de León, como pasó en otras tierras de las que se habla en este libro. La dicha Galicia, por el oriente, contacta con el reino de León y de las Asturias; al sur confina con el reino de Portugal, en la parte en que más se aproxima al mar junto al río Miño (río este que separa Portugal de Galicia); a occidente, desde la desembocadura de este río hasta el cabo Finisterre, limita con el mar. Este cabo hace una entrada enorme por el mar y es uno de los cuatro confines de occidente. Doblando este cabo para el norte confina también este reino con el mar. En este reino de Galicia se sitúa la ciudad metropolitana de Compostela, donde reposa el cuerpo de Santiago. Es uno de los tres lugares más sagrados del mundo, y no creo que en otra parte haya tan gran afluencia de gente para hacer sus devociones como la hay en esta ciudad para venerar a Santiago. Es una ciudad muy rica en trigo, carnes y principalmente en aves de cría. No tiene vino, 
pero viene de otros lados en gran abundancia y a precio accesible. Las mujeres son muy corteses y graciosas y andan vestidas con tejidos de lino; los hombres son muy gentiles. Cerca de esta ciudad se encuentra la noble ciudad de Coruña, con el principal puerto, que es también el más seguro de toda Galicia; recoge bastante pan y vino. En dirección al mar hay una torre extremadamente alta que levantó Hércules. A tres leguas de distancia se encuentra la ciudad de Betanzos, muy apacible y harta de pan y de vino. A cuatro leguas está la ciudad de Ferrol. Se encuentra allí también el condado de Ribadeo, donde se encuentra el primer puerto de mar cuando se viene de las Asturias. También hay otra rica villa llamada Vinero, y otra ciudad, Mondoñedo, costera, fértil y rica sobre todo en pan, vino y pescado. Por último también se encuentra aquí otra ciudad, Lugo; no tiene vino, a no ser que venga de fuera, pero tiene abundancia de pan y carnes. Su muralla es tan ancha que pueden pasar dos carros por encima. A la entrada del reino, para quien viene de León, se encuentra una villa llamada Franca. Hay todavía otra ciudad, Orense, fértil y rica en pan, vino e higos; es también una notable ciudad Pontevedra, y la ciudad de Tuy que es la entrada de Galicia para Portugal, y está atravesada por el río Miño, el cual divide Portugal de Galicia. Esta tierra es un tanto montañosa y escarpada. Hay aquí muchas guerras y combates de un linaje contra otro, y cada cual comanda el mayor número posible de hombres a pie: hombres estos que no tienen nada para vestir más que una capa de paño grueso; no usan polainas, y la mayor parte de ellos se presentan con un pie descalzo y el otro calzado, por nobleza. Traen todos un escudo grande y una lanza o dos venablos, y una espada o gladio, y son conocidos por el nombre de escuderos o peones. Van usualmente por las aldeas de labradores, pero no pagan fácilmente los gastos que hacen repetidas veces. La tierra es rica en alimentos, y sus habitantes son generosos y acogedores, y no hacen ostentación en la manera de vestir. En la región, que en la mayor parte es costera hacia el mar, se encuentran los mayores puertos de Hispania. En ella tiene el arzobispo de Compostela muchas y grandes villas y castillos, nobles y caballeros bajo su jurisdicción. El mayor señor de esa tierra, después de la corona, es el conde de Trastámara, que es actualmente el conde Federico, pariente próximo del rey, que pose un gran dominio en esta tierra y en otras partes pertenecientes a la corona de Castilla. Hay muchos barones, caballeros y otros nobles en esta tierra de Galicia y de León. 

Una ojeada a León desde la cartografía histórica

03 julio, 2006

Historia Visual de León, nº5, Revista del Diario de León 2/7/2006 Diario de León 2/7/2006 MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ RICARDO CHAO

Hasta 1540, los portulanos medievales, al ser mapas diseñados para ser utilizados en la navegación marítima, mostraban sólo las áreas litorales. Los primeros tratados geográficos del Renacimiento manifiestan dos tendencias: una consistiría en la representación de las divisiones existentes en la época de Ptolomeo (s.II d.C.); la otra, coetánea a los geógrafos, muestra las coronas, reinos y principados del mapa político vigente.

En la obra clave Crónica General de España iniciada por Florián de Ocampo (Zamora, 1543) y completada tres décadas más tarde por Ambrosio de Morales (Alcalá, 1574), se dedican varios de los capítulos introductorios a tratar «la cosmografía de España», y uno específicamente a las divisiones (lo que ellos llaman «repartimientos») pro­vinciales, antiguas y actuales, de la Península. Tras mencionar las sucesivas divisiones romanas, los autores se refieren a los diferentes «pueblos y gentes españolas» actuales situándolos en el marco de los «cinco reinos principales de cristianos que en España se hicieron después que los árabes y moros africanos entraran en ella cuan­do la hallaron en poder de los Godos, a saber: el reyno de Portugal, el reyno de León, el reyno de Castilla, el reyno de Navarra y el reyno de Aragón» (ibíd., fol.XVI). A continuación, describe con relativa preci­sión, longitudes y distancias incluidas, sus límites territoriales principa­les; y nombra también, al igual que hacía Fernández de Enciso, algunos de los reinos, provincias, comarcas y señoríos englobados en ellos.

El Libro de Grandezas y Cosas Memorables de España (Sevilla, 1548) de Pedro de Medina extrae la mayor parte de sus informaciones de la Crónica de Florián de Ocampo, pero a diferencia de éste organiza la descripción de la Península en once grandes apartados, con las denominaciones y el orden siguientes: «Provincia del Andalucía; Provincia de la Lusitania y Reyno de Portugal; Provincia de Extremadura; Reynos de Castilla y León; Reyno de Galicia; Asturias, señorío de Bizcaya y provincia de Guipúzcoa; Reyno de Navarra; Reyno de Granada; Reyno de Cartagena y Reyno de Valencia; Reyno de Aragón; Principado de Cataluña; e Islas de Mallorca, Menorca e Ibiza». La portada de la edición sevillana de la obra de Medina contiene el primer mapa moderno de España impreso en la Península, en el cual apa­recen, sin expresión de sus límites territoriales, los nombres de las pro­vincias y reinos relacionados y descritos en el libro.

En las obras Regni Hispaniae post omnium editiones locupletissima descriptio de Abraham Ortelius de 1572 y en la Regni Hispaniae post omnium editiones locupletissima descriptio de Pirro Liborio de 1578 encontramos un Reino de León entre los ríos Cea y Duero aunque todavía no se muestran los límites entre los distintos territorios.

En el siglo XVII se delimitan mejor los reinos: Galicia, Asturias (de Oviedo y de Santillana), León, Extremadura, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva, Vizcaya, Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia, Andalucía, Granada, Murcia, Mallorca e Islas Canarias. Hasta mediados del siglo XVII el límite oriental del Reino de León llega hasta el río Pisuerga, manteniéndose el occidental en el Burbia, el septentrional en la cordillera Cantábrica y el meridional en el río Duero. La explicación de por qué se considera el Pisuerga como el límite entre León y Castilla no es bien conocido. Podría ser por tradición recogida por Pedro de Medina, el Padre Mariana en la Historia General de España de 1603 ó Esteban de Garibay en el Compendio His­torial de España de 1628. A. Melón, en «De la división de Floridablanca a la de 1833» (1958) lo explica de acuerdo a una convención de Alcalá de Henares de 1349, por la cual quedaron fijados los límites entre León y Castilla: al norte del Duero estaban señalados por el Pisuerga; y por el sur, siguiendo el Adaja hasta Ataquines. Des­pués seguían una línea quebrada, pero siempre con dirección su­doeste hasta las sierras de Béjar y Gata.

Con frecuencia encontramos al Principado de Asturias y al Reino de León representados juntos en los mapas, como en la obra Legionis Regnum et Asturian Principatus de Willem Janszoon Blaeu de 1640.

A partir de mediados del XVII y hasta finales del XVIII se mantienen todos estos límites excepto el del Sur que alcanza la Sierra de Gata. Encontramos un Reino de León extendido por el territorio de las actuales provincias de León, Zamora, Salamanca y la mitad occidental de las provincias de Valladolid y Palencia, con frontera en el río Pisuerga quedando las ciudades de Palencia en el Reino de León y de Valladolid en Castilla la Vieja. Las obras Hispaniae et Portugalliae Regna de Nicholaus Visscher de 1670 y Carte Historique et Geographique Des Royaumes D Espagne Et de Portugal Divises Selon Leurs Rouyame et Province de Henri Chatelain de 1719 son dos ejemplos.

A finales del siglo XVIII se busca racionalizar la división regional española con la provincial, por lo que se ajusta la delimitación de los antiguos reinos y principados a los de las provincias coetáneas que contienen. La división en reinos española estaba formada entonces por Galicia, Asturias, León, Extremadura, Castilla la Vieja (que incorpora la provincia de Santander), Castilla la Nueva, Provincias Vascongadas, Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia, Andalucía (reinos de Sevilla, Córdoba y Jaén), Granada, Murcia, Islas Baleares e Islas Canarias. El Reino de León ajusta sus límites a las provincias de León, Zamora, Toro, Palencia, Valladolid y Salamanca, aunque en ocasiones se incluye también Asturias de Oviedo. Algunos ejemplos son los mapas Spain and Portugal: divided into their respective Kingdoms and Provinces from the Spanish and Portuguese Provincial Maps, de William Fadem de 1795 ó Carte d'Espagne et de Portugal en neuf feuilles, de Edme Mentelle de 1799.

En lo relativo a talleres españoles, la obra de Tomás López y Vargas (1731-1802) encuentra una gran difusión que alcanza los primeros decenios del siglo XIX, permaneciendo en el primer plano del panorama cartográfico español, sintetizada en las sucesivas edi­ciones y reimpresiones póstumas del Atlas geográfico de España (1804-1844) por sus hijos.

En representaciones como España dividida según acostum­bran los geógrafos de 1757, se muestran las regiones de Andalucía, Asturias (denominación aplicada ya solo al área del Principado), Aragón, islas Baleares (el nombre no aparece, aunque López colorea de forma unitaria el archipiélago), Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, Cataluña, Extremadura, Granada, León, Murcia, Valencia y Vizcaya (denominación que aplica al conjun­to de las tres provincias vascongadas). En su última etapa, incluido el llamado Mapa General de España de 1802 se combina ya la identificación cromática de las unidades corográficas prin­cipales (reinos y grandes provincias) con la especificación de los nombres (y en ciertos casos de los límites) de las intendencias o provincias inclui­das en aquellas como explicamos anteriormente.

Asimismo, Antillón y Marzo (1778-1814) en su obra más conocida, los Elementos de la Geografía astronómica, natural y política de España y Portugal coincide casi totalmente con la de los mapas finales de López describiendo las unidades: Castilla la Nueva; Castilla la Vieja; Extremadura; Reinos de Córdoba, Jaén y Murcia; Reinos de Valencia y Aragón; Reinos de Sevilla y Granada; Principado de Cataluña; Islas Baleares; Reino de Navarra; Provincias Vascongadas; Principado de Asturias; Reino de León; y Reino de Galicia.

Resulta evidente que el Reino de León o región leonesa ha formado siempre parte de la división territorial española, lo cual queda evidenciado en la cartografía referida a la Península Ibérica de los siglos XVI al XX.
1 Portada del Libro de Grandezas y Cosas Memorables de España, de Pedro de Medina, 1548
2 Evolución regional según la cartografía siglos XVI-XX
3 Pirrho Ligorio, Nova descriptio Hispaniae, 1560
4 Melchiorem Tavernier, Generalis, exactissima et novissima Hispaniae descriptio, et in ea eius Regna, principatus Ducatus, Dynastiae, et alia dominia usque in hodiernum diem, 1638
5 J. Blaeu, Legionis Regnum et Asturiarum Principatus, 1640
6 Henri Abraham Chatelain, Carte historique et geographique des Royaumes D'Espagne et de Portugal Divises selon leurs Royaume et Provinces, 1705
7 Thuillier, Nouvelle carte Routière d'Espagne et de Portugal : Avec les distances des Postes, 1838
8 James Wyld, Spain & Portugal, 1844
9 Emilio Valverde y Álvarez, Mapa General de España, 1870
10 Auguste Henri Dufoir, Mapa del Reino de León y del Principado de Asturias: con las nuevas divisiones, 1837

EL REINO DE LEÓN EN "LOS QUARENTA LIBROS DEL COMPENDIO HISTORIAL" DE ESTEBAN DE GARIBAY

02 julio, 2020

Esteban de Garibay y Zamalloa fue un historiador vasco (aunque él se identificaba como "cántabro") del s. XVI que trató en persona a Felipe II, y que compuso distintas obras de temática histórica e incluso heráldica ("Letreros e insignias reales de todos los serenísimos Reyes de Oviedo, León y Castilla"). Gracias a ello fue nombrado Cronista real en 1592.  
En estos días he estado ojeando el primer volumen de su obra "Los XL libros d'el compendio historial de las chronicas y vniuersal Historia de todos los reynos de España", en el que hay algunas cosas que os pueden llamar la atención. Aviso que he realizado la transcripción tratando de ser fiel a la ortografía del original, limitándome a sustituir las s altas (que parecen una f) por las s modernas, y desarrollando las escasas abreviaturas:
  • -En primer lugar, y como fue frecuente durante siglos, cuenta a Alfonso I el Batallador (marido aragonés de Urraca I de León) como Alfonso VII, por lo que Alfonso VII "el Emperador" figura como Alfonso VIII, y Alfonso IX de León aparece como Alfonso X. 
  • -A los reyes asturleoneses los denomina "Reyes de Oviedo y León", “porque el reyno de Ouiedo, que agora se llama principado de Asturias, a quien en el titulo Real sucedió Leon, fue el primer reyno, que tomó titulo Real de Principes Christianos, despues que en España entraron los Moros” (p.389)
  • -Cuenta a Pelayo como primer rey de León, en virtud de una confusión histórica de la que ya os hablé a cuenta de su escultura en el Arco de la Cárcel de la capital leonesa. Sin embargo, Esteban de Garibay no se acaba de creer esta historieta, y además da su particular visión de cuál fue el primer rey de León:
"TOMADA la ciudad de León, refieren los auctores, que luego el Rey Don Pelayo se intituló Rey de León, como de pueblo mas principal, que posseya, pero esto no es cierto, aunque ninguno deue tener a cosa rara, y muy de notar, auerse intitulado los Reyes sus successores d'el titulo de vna ciudad, porque primero que el hizieron lo mesmo los Emperadores de Roma y Constantinopla, que siendo Monarchas d'el mundo, y posseyendo tantos y tan espaciosos reynos y prouincias en la Europa y Asia, y África, tomauan los titulos de Roma y Constantinopla, por ser las cabeças y casa y corte suya ordinaria. Pues de la mesma manera los R.eyes de Ouiedo y Leon, Cordoba, Seuilla, Toledo, Granada, Valencia, Murcia, y de otras partes lo hizieron en España, intitulándose d'el mayor y mas insigne pueblo, que posseyan. Assi en los priuilegios antiguos los Reyes de Nauarra se intitulauan Reyes de Pamplona,y los de Portugal de la ciudad de Porto, y los de Castilla algún tiempo se intitularon Reyes de Burgos, como consta por memorias d'el mesmo tiempo, y por tanto he querido aduertir d'ello a los Lectores. La mayor parte délos veynte y tres Reyes, que la común opinión llama de Leon, se intitularon de Ouiedo, especialmente hasta el Rey Don Ordoño el segundo, aunque lo que por mas cierto se puede afirmar es hasta el Rey Don Ramiro el segundo, que segun consta por los antiguos priuilegios y otras escripturas, que yo he podido ver, y descubrir, fue el primer Rey, que halló intitularse siempre, reynar en Leon, dexando el titulo primitiuo de Ouiedo, como lo notaremos en su historia. Esto mesmo da a entender el veer y confiderar, que ninguno de los Reyes primeros consta por algún auditor, que se viesse enterrado en la ciudad de Leon, hasta el Rey Don Ordoño el segundo, que fue el primer Rey, que se sepultó en Leon en la yglesia Cathedral de Sancta Maria la Mayor, que el mesmo auia edificado, como la historia lo yra mostrando, pero en Ouiedo es cosa cierta, como en ciudad, cabeça de lo que por alli era posseydo de Christianos, auerse enterrado la mayor parte de los Reyes, que sin fundamento legitimo, los llaman deLeon, auiendose ellos mesmos llamado y intitulado de Ouiedo. Al contrario despues que tomaron el titulo Real de Leon, todos ellos excepto el Rey Don Ramiro el tercero, que fue sepultado en el monesterio de Destriana, y despues de algunos siglos trasladado a la yglesia cathedral de Astorga, se enterraron en la ciudad de Leon, como en pueblo, cabeça d'el reyno".(p. 397)
  • También le atribuye a Pelayo el haber adoptado el león rampante, si bien con dudas:
"(...) tomó insignia propria y partjeular, conuiene a saber, vn leon rapante roxo de purpura, en campo de plata. Pudo bien tomar el Rey Don Pelayo el León roxo y ra(n)pante por armas, en significacion, a mi parecer, de que como el leon es Rey de todas las animalias quadrupedes (sic), que assi los Reyes sus successores auian de ser señores sobre los Principes barbaros de España, animales que carecen d'el sentido necessario de la lumbre de nuestra Sancta Fe. Tambien pudiera hazer con intento, que como el león de su natura es brauo, despues que en sangre humana se ceua, assi los Efpañoles despues de cebados y encarnizados en sangre barbara y infiel, siendo animosos como leones, recuperarian las tierras de España de poder de Moros.
La color roxa de leon significa sangre, con cuya effusion se auia ello de hazer, y el estar ra(n)pante podía significar la continua pelea, que con los Moros enemigos suyos y de su religion auian de tener. Que estas armas y isignias Reales fuessen de appellido, y que no el Rey Don Pelayo, sino alguno de los otros Principes sus fucessores, que dexado el titulo antiguo y primitiuo de los Reyes de Ouiedo, se llamaron Reyes de León, viniessc a tomar, no solo es difficil de creer, mas a mi juizio muy verisimil (sic), porque como a la verdad, largos años despues d'este tiempo fue la ciudad de Leon constituida por cabeça y metropoli de reyno, como en su lugar lo diremos, no me fatisfaze mucho, que d'este Principe vuiessen sido estas insignias, segun Florian, y otra grande caterua de historias, que a el siguen, lo publican, porque assi por auerse llamado primero esta ciudad Legio,segun queda escripto, como porque el Rey Don Pelayo y la mayor parte de los Reyes que hasta el Rey Don Fernando el primero le succedicron, se llamaron Reyes de Ouiedo. Digo que qualquier principio, que esta insignia Real vuiesse tenido, fue cosa acertada, tomar al león por armas por el reyno y ciudad de Leon, agora fuesse siendo insignia de apellido, porque este fuerte animal, Rey de los quadrupedes, que es el quinto en la orden y numero de los doze signos celestes, domina, y señorea particularmente sobre la mesma ciudad de León, segun la doctrina de los Astronomos, agora lo fuesse, teniendo atención, que entre los miembros d'el cuerpo domina sobre el coraçon, de que son tan animosos y señalados los Españoles, como a ambos mundos viejo y nueuo consta. Por tanto el Rey Don Pelayo, o qualquiera de los otros Reyes fus successores tuuieron justas consideraciones en tomar al leon por deuisa y insignia de sus escudos Reales" (p. 398).  
 
Pero de lo que quería hablaros hoy principalmente es de los términos en que delimita el reino de León unas páginas antes. Como veréis, habla de lo que hoy llamaríamos la Corona leonesa. Nótese que no emplea el término "reconquista", acuñado en el s. XIX, pero al igual que en otras partes de la obra sí que habla de "recuperación de España", que viene a ser lo mismo. Y que da la etimología de Extremadura propuesta por Florián de Ocampo (la correcta), pero que prefiere la de Jerónimo Zurita (la tan traída y llevada "Extrema Dorii"). Por cierto, también es muy llamativo el detalle con el que traza la frontera entre León y Portugal.

"LA ciudad de Leon al tiempo que cobró titulo Real y cabeça de reyno, comprehendió y abraçó cn si al titulo de Obiedo, y debaxo d'el nombre de reyno de Leon vino a entenderse, no solo Obiedo con sus Asturias, mas tambien Galizia con otras prouincias, y por tanto la descripcion que d'estos reynos se hará, sera debaxo de denomacion de reyno de León. El qual surtió este nombre de la ciudad de Leon, cabeça suya, pueblo insigne y bien conoscido, que segun en la narración d'el Emperador Marco Vlpio Trajano lo escreuimos, se llamó Lcgio, de donde se dixo Legion, y agora Lcon,cuyo assiento es en lo llano a pocas leguas de las vertientes de las montañas de las Asturias dc Ouiedo, de la qual ciudad dista veynte y dos leguas. El reyno de Leon, aunque en el principio de la recuperación d'España contenia terminos no muy anchos y espaciosos, defpues mediante la diligencia de fus Catholicos Reyes, vino a estenderse grandemente, tomando de poder de infieles muchas prouincias, cuyos limites son estos, scgun la opinion comun, que entre los doctos varones se platica, especialmcte de Florian do Campo. 
POR la parte Septentrional tiene al Mar Oceano, començando desde los confines de Portugal, de donde las aguas d'el rio Miño entran en el mar, corriendo todas las Marinas de Galizia y Asturias de Ouiedo hasta Llanes y Colombres.   
Por las partes de la tierra tiene a Castilla, desde estos pueblos hasta la sierra y las montañas de Pernia [la comarca palentina de Pernía], tirando la linea recta, y desde la sierra de Pernia, donde el rio Carrion tiene su origen, van las aguas d'el rio Carrion diuidiendo a Leon y Castilla, hasta que este rio cerca de la villa de Dueñas, topando con Pisuerga, pierde su nombre, y despues Pisuerga haze la mesma diuision de los reynos, hasta entrar sus aguas en Duero junto a la villa de Simancas. Despues es el limite d'estos reynos vn rio pequeño, llamado Heban [actualmente conocido como río Trabancos], que vna legua mas abaxo de la villa de Tordesillas, llamada primero Oter de Sillas, entra en Duero, y haze la particion por el corriente arriba, hafta que en el entra otro rio menor, llamado Regamon [río Regamón], junto a vn lugar, llamado Horcajo de las Torres. De alli quedando cn el districto de Castilla Flores de Auila, y el lugar de la Crux, y la mitad de Hechagarcia (?), pertenesciente al obispado de Auila, que la otra mitad pertenesciente al de Salamanca, cae en el districto de Salamanca, va la linea a Horcajo de Medianedo [Horcajo de Medianero, Salamanca], que en su diuision de reynos y obispados haze lo mesmo que Hechagracia (sic). D'esta manera corre la linea hasta las montañas, que salen de Bonilla de la sierra [provincia de Ávila], que es del districto de Castilla, en cuyas faldas está Horcajo de Medianedo, de donde assi como las mesmas montañas van corriendo,hasta dar cn Portugal,eran linderos y mojones entre los reynos de Leon y Castilla, hasta que despues los Reyes de Leon estendiendo mas sus limites de poder de Moros, añadicron a sus estados en los tiempos, que en la historia de Castilla lo señalará nuestra obra, otras tierras d'esta otra parte de las montañas en la prouincia llamada agora Estremadura. Cuya denominación tratando d'esta mefma materia, puesto caso que Florian do Campo dize, quc fue por auer sido estas montañas estremo y baluarte entre los Christianos y Moros de aquellas partes, y que por esto se dixo Estremadura, tengo yo en esto por mejor y mas firme opinion, auerse dicho, por ser estremos de Duero, como lo nota Hieronymo Curita (sic).   
ESTA prouincia, llamada agora Estremadura, excepto la mayor parte de lo perteneciente al obispado de Plasencia, es d'el districto d'el reyno de Leon, especialmcntc Montanjes [Montánchez, Cáceres], Medelin [Medellín, Badajoz], Merida y Badajoz, y Alburquerque y sus tierras, y en lo restante de los limites de tierra hasta boluer a las Marinas, donde el rio Miño entra en el mar, que es el principio de nuestra descripcion, confina el reyno de Leon en todo con el reyno de Portugal, siendo desde mas abaxo de Badajoz las aguas de vn rio pequeño, llamado Caya [Río Caya, Portugal-Badajoz], que no lexos de la mesma ciudad entra en Guadiana, limite y diuision hasta su nascimiento entre las tierras d'el reyno de León y las de Portugal. Luego la linea desde el nascimiento de Caya hasta topar con el rio Tajo, va por tierra, auicndo distancia de diez y seys leguas desde Guadiana, hasta topar conTajo, assi en todo lo que corren las aguas de Caya, como en lo que ay de tierra. Despues que con Tajo topamos, la atrauessamos, y va la raya por tierra en espacio de obra de treynta leguas hasta vn pueblo dePortugal, llamado Frexo de Espadacinta [Freixo de Espada à Cinta, Portugal] que está cerca d'el rio Duero, y luego las aguas de Duero en diez leguas son mojón y limite entre Leon y Portugal, hasta cerca de Miranda, ciudad obispal de Portugal. Despues la raya de los reynos va por tierra en doze leguas,o poco mas, hasta la villa de Bragança, que tambien es d'el districto de Portugal, y desde Bragança va la linea por tierra en otras doze leguas hasta otra villa del mesmo reyno, llamada Chaues, de la qual se continua la linea por tierra en diez y seys leguas, hasta topar con el rio Miño, seys leguas antes que entre en el mar,y en estas seys leguas las aguas d'el mesmo rio hasta fenecer en el mar, son el mojón de los reynos. Esta pues es la circumferencia d'el reyno de Leon, cuyo ámbito hemos breuememte andado, desde que Miño entra en el mar, hasta bolucr al mesmo puesto, auiendo dado buelta, a todos los limites pertenescientes a sus regiones. En las quales ay muchas principales y insignes poblaciones, pero las ciudades, que tienen sillas episcopales, son la mesma ciudad de León y Salamanca, Çamora, Coria, Ciudad Rodrigo, Badajoz, Sanctiago de Galizia, Astorga, Tuy, Lugo, Orense, Mondoñedo y Ouiedo, que son treze, y entre ellas es yglesia Metropolitana, la de Sanctiago, y dos exemptas, que son Leon y Ouiedo. De los limites d'el reyno de Castilla, porque hablaremos en el principio de fu historia, no trararemos d'ello en este lugar, remitiendolo para su propria narracion" (pp. 390-391).

¿HABLABA LEONÉS ALFONSO I DE PORTUGAL?

28 octubre, 2008

Os copio la traducción que he hecho de un interesante artículo en mirandés titulado D. Fonso Anriqueç falaba mirandés?, escrito por Amadeu Ferreira y publicado en el periódico luso "Público" el pasado 26 de octubre (edición de Oporto) y el día 27 en la edición de Lisboa. Publico este post previo permiso del autor.

(Nota del Traductor: Alfonso Enríquez pasó a la Historia como Alfonso I de Portugal (1139-1185), tras conseguir la independencia del Reino de León)

¿Hablaba mirandés Alfonso Enríquez?

AMADEU FERREIRA

El mirandés actual proviene de la evolución que tuvo la lengua del Reino de León en la tierra de Miranda a lo largo de cientos de años, sufriendo la influencia del portugués, del castellano y de otras lenguas, pero manteniendo su matriz original como lengua hija del latín y perteneciente a la familia de las lenguas astur-leonesas.

Cuando el reino de Portugal se constituyó como tal, separándose del reino de León, en la tierra de Miranda ya se hablaba leonés, y así sería también en la mayor parte del actual distrito de Braganza. El portugués que se habla hoy en día tiene muchas palabras que provienen del leonés, y que los diccionarios consideran, la mayor parte de las veces, como regionalismos transmontanos.

Como es sabido, el primer rey de Portugal, Don Alfonso Enríquez, era hijo de una princesa hija del rey Don Alfonso VI de León, y esa princesa hablaría leonés como toda la corte leonesa de ese tiempo, empezando por el propio rey. Alrededor de Doña Teresa estaban sus ayas, también damas leonesas que hablaban la principal lengua del reino. Siendo así, no puede haber dudas de que el hijo de Doña Teresa, Don Alfonso Enríquez, tuvo que aprender a hablar leonés, y esa sería la lengua con la que hablaba con su madre, las ayas que la rodeaban, y sus familiares leoneses. Es sabido también que Don Alfonso Enríquez fue educado por Don Egas Moniç en la región de Lamego, donde se hablaba gallego-portugués, y también habría aprendido esta lengua, lo que no quiere decir que olvidara la otra.

Podemos decir que cuando fue armado caballero en la catedral de Zamora, rodeado por sus familiares, Don Alfonso Enríquez hablaría con ellos en leonés. Lo mismo pasaría más tarde cuando firmó el Tratado de Zamora, hecho en la misma ciudad. A lo largo de la vida tuvo varios contactos con su primo, el rey de León, y con él hablaría en leonés. Aunque esto no esté plasmado por escrito en ningún documento, creo que no debería haber dudas acerca de que fue así: Don Alfonso Enríquez hablaba leonés, quiero decir, hablaba una lengua a la que ahora damos el nombre de mirandés.

Tal como muchos portugueses, que no lo son menos que el resto, Don Alfonso Enríquez no podría decir “mi patria es la lengua portuguesa”1: por una parte, porque tuvo que construir la patria con lucha; por otra, porque el reino al que volvió independiente hablaba dos lenguas: el gallego-portugués, y el astur-leonés, y ésta última sería también la lengua principal de su cuñado, Don Fernando Mendes II de Braganza, casado con Doña Sancha Enríquez, hermana de nuestro primer rey; pero sobre todo porque el mito de la lengua todavía no había sido construido. Todo esto viene a demostrar que Don Alfonso Enríquez conocía las dos lenguas que se hablaban en el reino que fundó, por lo que ambas se pueden considerar como lenguas fundadoras. Después de eso, las dos lenguas fueron cambiando a lo largo de cientos de años, y los mirandeses fueron adoptando también el portugués, aunque la lengua mirandesa puede reclamar haber nacido en cuna de oro tanto o más que la otra. ¿Qué importancia tiene esto? Muy poca, ya que lo importante fue que el pueblo mantuvo su habla hasta nuestros días sin la ayuda de nadie, sin que el Estado portugués haya invertido en ella. Tratándose de una lengua que estuvo también en el origen de Portugal y que fue hablada por nuestro primer rey, lo menos que se puede decir es que la gratitud no es flor que cultiven los estados y sus gobiernos.

1Famosa frase de Fernando Pessoa (N. del T.).